Gracias al grupo “Madrid Spins” mantengo mi deseo hilandero vivo. En la reunión nunca hilo porque mi rueca no es plegable, es difícil de transportarla y los husos no me gustan. Pero estos encuentros me animan mucho. Hablar de hilado, de fibras y distintas maneras de hilarlas con la gente que lo suele hacer es inspirador.
Desde hace años tengo un kilo de lana inglesa blanca y un saquito con la misma lana de distintos colores. Y hoy empecé hilar la roja. Es un color rojo coral y me encanta. Como no era mucha, la decidí mezclar con la blanca para “disolverla” un poco y hacer más “larga”.
Pude ambos colores juntos, pero como la lana era de distinto grosor, de este modo no se podía hilar bien. La blanca es más gruesa y la roja más fina y más aplastada. Así que la mezclaba -un trocito por aquí, un trocito por allá- para mejorar las uniones.
Estoy muy contenta con el resultado. Aún me queda un poco de la lana coral. Mañana seguiré hilando. Pero aún no estoy segura que voy a hacer con los “singles”. Hay varias posibilidades: torcerlo con sigo mismo, con “singles” blancos, con otro hilo industrial más fino…
Y sigo sin conseguir una lana fina e igual. A lo mejor es por la lana, no es merino, es una lana inglesa que puede ser y es muy variada. A lo mejor es eso…